HACER OBRAS DE MISERICORDIA
- Francisco Osorio
- 27 abr 2020
- 2 Min. de lectura

Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales (cf. Is 58, 6-7; Hb 13, 3). Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras espirituales de misericordia, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia.
Pero vayan y aprendan lo que significa: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios.” Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores. ( Mateo 9,13).
Pero vayan y aprendan lo que significa: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios.” Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores.
La misericordia es la disposición a compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenas. Se manifiesta en amabilidad, asistencia al necesitado, especialmente en el perdón y la reconciliación. Es más que un sentimiento de simpatía, es una práctica, es un estilo de vida que evidencia en quién creemos. En el cristianismo es uno de los principales atributos divinos. La misericordia es también un sentimiento de pena o compasión por los que sufren, que impulsa a ayudarles o aliviarles; en determinadas ocasiones, es la virtud que impulsa a ser benévolo en el juicio o castigo. Su etimología, del latín misere (miseria, necesidad), cor, cordis (corazón) e ia (hacia los demás); significa tener un corazón solidario con aquellos que tienen necesidad.
Obras de misericordia espirituales:
Enseñar al que no sabe.
Corregir al que se equivoca.
Dar buen consejo al que lo necesita.
Perdonar las injurias.
Consolar al triste.
Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
Orar por todas las personas, sean cristianas o no, les conozcamos o no.
Obras de misericordia corporales:
Visitar y cuidar a los enfermos.
Dar de comer al hambriento.
Dar de beber al sediento.
Dar hospedaje al peregrino.
Vestir al desnudo.
Redimir al cautivo.
Enterrar a los muertos.
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